Cuando se hace eso, se ve claramente que existe la más íntima relación imaginable entre ellos. Si, por ejemplo, comparamos la historia de la alimentación de los cinco mil (Mateo 14:12-21; Marcos 6:30-44; Lucas 9:10-17) nos encontramos con exactamente la misma historia contada en casi exactamente las mismas palabras.
Otro ejemplo es la historia de la curación del paralítico (Mateo 9:1-8; Marcos 2:1-12; Lucas 5:17-26). Los tres relatos son tan parecidos que hasta un pequeño paréntesis -«dijo entonces al paralítico»- ocurre en los tres exactamente en el mismo lugar. La correspondencia entre los tres Evangelios es tan considerable que no podemos evitar llegar a la conclusión de que, o los tres extrajeron el material de una fuente común, o dos de ellos se basaron en el otro.
El primero de los Evangelios
Cuando
examinamos el asunto más detenidamente vemos que hay razones para creer
que Marcos fue el primer Evangelio que se escribió, y que los otros
dos, Mateo y Lucas, usaron Marcos como base. Marcos se puede dividir en
105 secciones. De éstas, 93 secciones aparecen en Mateo y 81 en Lucas.
De las 105 secciones de Marcos hay sólo 4 que no se encuentran ni en
Mateo ni en Lucas. Marcos tiene 661 versículos; Mateo tiene 1.068, y
Lucas 1.149. Mateo reproduce no menos de 606 de los versículos de
Marcos; y Lucas 320. De los 55 versículos de Marcos que Mateo no
reproduce, Lucas reproduce 31; así que no hay más que 24 versículos en
todo Marcos que no se encuentran ni en Mateo ni en Lucas.
No
es solamente la sustancia de los versículos lo que se reproduce, sino
hasta las mismas palabras. Mateo usa el 51 por ciento de las palabras de
Marcos; y Lucas el 53 por ciento. Como regla general, tanto Mateo como
Lucas siguen el orden de los acontecimientos de Marcos. A veces uno de
los dos se aparta; pero nunca están de acuerdo los dos en diferir de
Marcos; siempre por lo menos uno de ellos sigue el orden de Marcos.
Mejoras a Marcos
Como
Mateo y Lucas son los dos más largos que Marcos, se podría sugerir que
Marcos es un resumen de Mateo y Lucas; pero hay otra serie de hechos que
demuestran que Marcos es anterior. Mateo y Lucas tienen la costumbre de
mejorar y corregir a Marcos, si podemos decirlo así. Vamos a fijarnos
en algunos ejemplos.
Algunas
veces Marcos parece limitar el poder de Jesús; por lo menos, algún
crítico mal intencionado podría tratar de demostrar que eso es lo que
hace. Aquí tenemos tres relatos del mismo incidente:
- Marcos 1:34: Y sanó a muchos que padecían de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios;
- Mateo 8:16: y con la palabra echó fuera a los demonios y sanó a todos los enfermos,
- Lucas 4:40: y Él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba.
Vamos a tomar otros tres ejemplos parecidos:
- Marcos 3:10: como había sanado a muchos,
- Mateo 12:15: y sanaba a todos,
- Lucas 6:19: y sanaba a todos.
Mateo
y Lucas cambian el muchos de Marcos por todos para que no quede ninguna
sugerencia de que el poder de Jesucristo fuera limitado. Hay un cambio
similar en el relato de los acontecimientos de la visita de Jesús a
Nazaret. Vamos a comparar el relato de Marcos con el de Mateo.
Marcos 6:5-6: No pudo hacer allí ningún milagro... Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos.
Mateo 13:58: Y no hizo allí muchos milagros debido a la incredulidad de ellos.
Mateo
se resiste a decir que Jesús no pudo hacer ningún milagro; y cambia la
expresión en consecuencia. Algunas veces Mateo y Lucas omiten pequeños
detalles de Marcos que pudieran tomarse como para minimizar a Jesús.
Mateo y Lucas omiten tres afirmaciones de Marcos:
Marcos 3:5: Entonces, mirándolos con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones,
Marcos 3:21: Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderlo, porque decían: «Está fuera de Sí.»
Marcos 10:14: Jesús, se indignó.
Mateo
y Lucas se resisten a atribuir emociones humanas de ira e indignación a
Jesús, y se rebelan a creer que nadie pudiera sugerir que Jesús estaba
loco.
A
veces Mateo y Lucas alteran ligeramente las cosas de Marcos para
librarse de afirmaciones que podría parecer que muestran a los apóstoles
en una luz negativa. No citamos más que un ejemplo, el de la ocasión en
que Santiago y Juan trataron de asegurarse los puestos principales en
el Reino venidero. Comparemos la introducción a esa historia en Marcos y
Mateo:
Marcos 10:35: Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se Le acercaron y Le dijeron:
Mateo 20:20: Entonces de Le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante Él y pidiéndole algo.
Mateo se resiste a atribuirles motivos de ambición directamente a los dos apóstoles, y se los atribuye a su madre.
Todo
lo dicho deja suficientemente claro que Marcos es el primero de los
Evangelios. Marcos hace una narración sencilla, clara y directa; pero
Mateo y Lucas ya han empezado a sentir la influencia de consideraciones
doctrinales y teológicas, lo que los hace más cuidadosos con lo que
dicen.
La enseñanza de Jesús
Ya
hemos visto que Mateo tiene 1.068 versículos; y Lucas, 1.149; y que
entre los dos reproducen 582 de los versículos de Marcos. Eso quiere
decir que en Mateo y Lucas hay otros materiales que Marcos no suple.
Cuando
examinamos ese material nos encontramos con que más de 200 versículos
de él aparecen casi idénticos en Mateo y Lucas. Por ejemplo, pasajes
como Lucas 6:41s,. y Mateo 7:3,5; Lucas 10:21s y Mateo 11:25-27; Lucas
3:7-9 y Mateo 3:7-10 son casi exactamente iguales, respectivamente.
Pero
aquí notamos otra diferencia. El material que Mateo y Lucas tomaron de
Marcos era casi exclusivamente el que contenía hechos de la vida de
Jesús; pero estos 200 versículos adicionales comunes a Mateo y Lucas
contienen, no lo que Jesús hizo, sino lo que Jesús dijo. Es evidente en
estos versículos que Mateo y Lucas están usando un libro de dichos de
Jesús como fuente común.
Ese
libro ya no existe; pero los investigadores le han asignado la letra Q
que representa Quelle, que quiere decir fuente en alemán. Tiene que
haber sido un libro extraordinariamente importante en su tiempo, porque
sería el primer manual de las enseñanzas de Jesús.
Lugar de Mateo en la tradición Evangélica
Aquí
es donde nos encontramos con el apóstol Mateo. Los estudiosos, están de
acuerdo en que el primer Evangelio, tal como ha llegado hasta nosotros
no fue obra de Mateo. Uno que hubiera sido testigo presencial de la vida
de Cristo no habría necesitado usar Marcos como fuente para la vida de
Jesús como hizo Mateo.
Pero
uno de los primeros historiadores de la Iglesia, un hombre que se
llamaba Papías, nos da este importantísimo detalle de información:
«Mateo recogió los dichos de Jesús en lengua hebrea.»
Así
que podemos creer que no fue sino Mateo mismo el que escribió ese libro
que había de ser la fuente a la que todos acudieran si querían saber lo
que Jesús había enseñado. Y fue porque mucho de ese libro-fuente se
incorporó en el primer Evangelio por lo que se le adscribió el nombre de
Mateo. Debemos estar agradecidos a Mateo siempre al recordar que es a
él a quien debemos el Sermón del Monte y casi todo lo demás que sabemos
de las enseñanzas de Jesús. Hablando en general, le debemos a Marcos
nuestro conocimiento de los acontecimientos de la vida de Jesús, y a
Mateo el de la esencia de la enseñanza de Jesús.
Mateo el publicano
De
Mateo mismo sabemos muy poco. Leemos de su vocación en Mateo 9:9.
Sabemos que era publicano, y que sería un hombre intensamente odiado,
porque los judíos odiaban a los miembros de su propia raza que se habían
puesto al servicio de sus conquistadores. Considerarían a Mateo un
colaboracionista.
Pero
había un don que Mateo poseía. La mayor parte de los discípulos eran
pescadores. Tendrían poco conocimiento y práctica en eso de reflejar
palabras en un papel; pero Mateo sería un experto en ello. Cuando Jesús
llamó a Mateo, que estaba sentado en el puesto de los tributos públicos,
Mateo se levantó y le siguió dejándolo todo atrás menos una cosa: su
pluma. Y Mateo usó noblemente su habilidad literaria para llegar a ser
el primer hombre que compiló las enseñanzas de Jesús.
El Evangelio de los judíos
Veamos
ahora las características principales del Evangelio de Mateo para
seguirlas atentamente cuando lo leamos. En primero y principal lugar,
Mateo es el Evangelio que fue escrito para los judíos. Lo escribió un
judío para convencer a los judíos.
Uno
de los propósitos principales de Mateo es demostrar que las profecías
del Antiguo Testamento se cumplieron en Jesús, y que por tanto Él tiene
que ser el Mesías. Tiene una frase que resuena por todo el Evangelio
como un tema sinfónico: «Esto sucedió para que se cumpliese lo que fue
dicho por el Señor por medio de los profetas.» Esta frase aparece en el
Evangelio no menos de 16 veces: El nacimiento de Jesús y Su nombre
fueron el cumplimiento de la profecía (1:21-23); también lo fue la huida
a Egipto (2:14s); la matanza de los niños (2:16-18); el que José fijara
su residencia en Nazaret y Jesús creciera allí (2:23); el uso que Jesús
hizo de parábolas (13:34s); la entrada triunfal (21:5-11); la traición
por treinta piezas de plata (27:9), y el echarse a suertes la ropa de
Jesús cuando pendía de la cruz (27:35). El propósito primario y
deliberado de Mateo es mostrar que las profecías del Antiguo Testamento
tuvieron su cumplimiento en Jesús; que todos los detalles de Su vida
fueron vislumbrados por los profetas, y así obligar a los judíos a
reconocer que Jesús era el Mesías.
A
Mateo le interesaban principalmente los judíos. La conversión de los
judíos era lo que más anhelaba el corazón del escritor. Cuando la mujer
siriofenicia busca Su ayuda, la primera respuesta de Jesús es: «Yo no
soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel» (15:24).
Cuando Jesús envía a los Doce al trabajo de evangelización, Sus
instrucciones son: «Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de
samaritanos no entréis, sino id antes a las ovejas perdidas de la casa
de Israel» (10:5s). Sin embargo no se ha de pensar que este Evangelio
excluye a los gentiles. Muchos vendrán de Oriente y Occidente a
asentarse en el Reino de Dios (8:11). El Evangelio se ha de predicar a
todo el mundo (24:14); y es Mateo el que nos da la gran comisión de la
Iglesia: « Id y haced mis discípulos a todos los pueblos» (28:19). Está
claro que el interés primario de Mateo son los judíos, pero prevé el día
en que todas las naciones se incorporarán.
El
judaísmo de Mateo también se ve en su actitud para con la Ley. Jesús no
vino para destruirla, sino para cumplirla. Ni la parte más
insignificante de ella debe omitirse. No hay que enseñar a nadie a
quebrantar la Ley. La integridad de los cristianos debe exceder a la de
los escribas y fariseos (5:17-20).
Mateo lo escribió uno que conocía y amaba la Ley, y que veía que aún la Ley tiene su lugar en la economía cristiana.
Una
vez más encontramos una aparente paradoja en la actitud de Mateo hacia
los escribas y fariseos. Se les reconoce una autoridad especial: «En la
cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo
lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo» (23:2). Pero al mismo
tiempo es el Evangelio que más seria y constantemente los condena.
El
mismo principio nos encontramos en la salvaje denuncia de ellos que
hace Juan el Bautista llamándolos raza de víboras (3:7-12). Objetaban a
que Jesús comiera con publicanos y pecadores (9:11). Atribuía el poder
de Jesús, no a Dios, sino al príncipe de los demonios (12:24).
Conspiraban para eliminarle (12:14). Jesús advierte a sus discípulos
contra la levadura de los escribas y fariseos, su mala enseñanza
(16:12). Son como malas hierbas condenadas a ser desarraigadas (15:13).
Son incapaces de leer las señales de los tiempos (16:3). Son los
asesinos de los profetas (21:41). No hay capítulo en todo el Nuevo
Testamento que contenga una condenación más violenta. que Mateo 23, que
no es una condenación de lo que enseñaban los escribas y los fariseos,
sino de cómo eran. Jesús los condena porque no estaban a la altura de
sus propias enseñanzas y sí muy por debajo de cómo deberían ser.
Hay
algunos otros intereses especiales en Mateo. Mateo muestra un interés
especial en la Iglesia. De hecho, es el único de los Evangelios
Sinópticos que usa la palabra iglesia. Sólo Mateo introduce el pasaje
acerca de la Iglesia después de la confesión de Pedro en Cesárea de
Filipo (Mateo 16:13-23; cp. Marcos 8:27-33; Lucas 9:18-22). Sólo Mateo
dice que hay que zanjar las diferencias en la iglesia (18-17). Para
cuando Mateo se escribió la Iglesia ya se había convertido en una gran
organización e institución; y, por supuesto, era el factor dominante de
la vida cristiana.
Mateo
especialmente tiene un fuerte interés apocalíptico. Es decir, que Mateo
tiene un fuerte interés especialmente en todo lo que Jesús dijo acerca
de Su Segunda Venida, el fin del mundo y el Juicio Final.
Mateo
24 nos da un relato más completo que ninguno de los otros Evangelios
del discurso apocalíptico de Jesús. Mateo es el único que tiene las
parábolas de los Talentos (25:14-30); las Vírgenes prudentes e
insensatas, y las Ovejas y los Cabritos (25:31-46). Mateo tiene un
interés especial en las últimas cosas y en el Juicio Final.
Pero
hasta ahora no habíamos llegado a la más importante de todas las
características de Mateo. Es, por encima de todo, el Evangelio de la
enseñanza.
Ya
hemos visto que el apóstol Mateo fue el que hizo la primera colección y
el primer manual de las enseñanzas de Jesús. Mateo era un gran
sistematizador. Tenía costumbre de agrupar en un Jugar todo lo que sabía
de la enseñanza de Jesús sobre cualquier, asunto. El resultado es que
en Mateo encontramos cinco grandes bloques en los que se reúne y
sistematiza la enseñanza de Jesús. Todas estas secciones se refieren al
Reino de Dios. Son las siguientes:
- El Sermón del Monte, o La Ley del Reino (5-7).
- Las Obligaciones de los Mensajeros del Reino (10).
- Las Parábolas del Reino (13).
- La Grandeza y el Perdón en el Reino (18).
- La Venida del Rey (24-25).
Mateo
hace mucho más que reunir y sistematizar. Hay que recordar que Mateo
estaba escribiendo mucho antes de que se descubriera la imprenta, cuando
los libros escaseaban y eran muy caros, porque tenían que escribirse a
mano. En aquellos tiempos, comparativamente pocas personas podían poseer
un libro; y, por tanto, si querían conocer y usar la enseñanza y la
historia de Jesús, tenían que llevarlas en la memoria.
Mateo,
por tanto, siempre organiza las cosas de manera que le sea más fácil al
lector memorizarlas. Coloca las cosas en grupos de tres en tres o de
siete en siete. Hay tres mensajes de Dios a José; tres negaciones de
Pedro; tres preguntas de Pilato; siete parábolas del Reino en el
capítulo 13; siete ayes a los escribas y fariseos en el capítulo 23.
La
genealogía de Jesús con la que empieza el Evangelio es un buen ejemplo
de esto. Tiene por objeto demostrar que Jesús es el Hijo de David. En
hebreo no había" signos numéricos; cuando hacía falta indicarlos se
usaban las letras del alfabeto. En hebreo no se escriben las vocales.
Por ejemplo, las letras de David son DWD; si estas letras se toman como
números, suman 14; y la genealogía consta de tres grupos de nombres en
cada uno de los cuales hay catorce. Mateo hace todo lo posible para
colocar las enseñanzas de Jesús de tal manera que se puedan asimilar y
recordar.
Todos
los maestros tienen una deuda de gratitud con Mateo, por que Mateo
escribió lo que es por encima de todo el Evangelio del maestro.
Mateo
tiene una última característica final. La idea dominante de Mateo es la
de Jesús como Rey. Escribe para demostrar la realeza de Jesús.
En
el mismo principio, la genealogía está para demostrar que Jesús es el
Hijo de David (1:1-17). El título Hijo de David se usa con más
frecuencia en Mateo que en ningún otro Evangelio (15:22; 21:9; 21:15).
Los Magos vinieron buscando al que había nacido Rey de los judíos (2:2).
La Entrada Triunfal es una presentación deliberadamente dramática de
Jesús como Rey (21:1-1l). Ante Pilato, Jesús acepta el título de Rey
(27:11).
Hasta
en la Cruz, el título que figura sobre Su cabeza es el de Rey, aunque
fuera en burla (27:37). En el Sermón del Monte Mateo nos muestra a Jesús
citando la Ley, y cinco veces abrogándola con un regio: «más yo os
digo...» (5:21,27,34, 38,43). Su proclamación final es: «Toda autoridad
me ha sido dada» (28: i 8).
La
descripción de Jesús que encontramos en Mateo es la de un Hombre nacido
para ser Rey. Jesús recorre sus páginas revestido de la púrpura y el
oro de la realeza.
Cronología
- Herodes el Grande comienza a gobernar 37 a.C.
- Jesús nace 6/5 a.C.
- Huida a Egipto 5/4 a.C.
- Herodes el Grande muere 4 a.C.
- Regreso a Nazaret 4/3 a.C.
- Judea pasa a ser una provincia romana 6 d.C.
- Jesús visita el templo siendo niño 6/7
- Tiberio César coronado emperador 14
- Poncio Pilato nombrado gobernador 26
- Jesús inicia su ministerio 26/27
- Jesús escoge sus doce discípulos 28
- Jesús alimenta a cinco mil 29Jesús muere, resucita y asciende 30
Datos esenciales
El
propósito del Evangelio de Mateo es probar que Jesús es el Mesías, el
Rey eterno. Escrito por Mateo (Leví) para los judíos, entre 6065 d.C.
Mateo era un judío cobrador de impuestos que llegó a ser uno de los
discípulos de Jesús. Este Evangelio es el enlace entre el Antiguo
Testamento y el Nuevo por su énfasis en el cumplimiento de la profecía.
Versículo clave: «No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar sino para cumplir» (5.17).
Personas clave: Jesús, María, José, Juan el Bautista, los discípulos, los líderes religiosos, Caifás, Pilato, María Magdalena
Lugares clave: Belén, Jerusalén, Capernaum, Galilea, Judea
Características particulares:
Mateo
está lleno de lenguaje mesiánico («Hijo de David» aparece por todo el
Evangelio) y referencias al Antiguo Testamento (53 alusiones y 76
referencias). No es un registro cronológico. Su propósito es presentar
una evidencia clara de que Jesús es el Mesías, el Salvador.
Al
pasar lentamente la caravana de automóviles por la ciudad, miles de
personas se aglomeran en las veredas con la esperanza de captar algo de
lo que sucede. Las bandas en marcha anuncian la llegada con gran
fanfarria, y los agentes de seguridad revisan la multitud y corren al
lado de la limusina. Con pompa y protocolo, símbolos modernos de
eminencia e importancia, se pregona el arribo de un jefe de estado. Sean
estos líderes por nacimiento o por elección, los honramos y respetamos.
Los
judíos esperaban a un líder que poetas y profetas inspirados habían
anunciado siglos antes. Creían que ese Mesías («el Ungido») los
rescataría de la opresión romana y establecería un nuevo reino. Como
rey, gobernaría la tierra con justicia. Sin embargo, muchos judíos no se
habían fijado en las profecías que decían que aquel rey también sería
un siervo sufrido que primero sería rechazado y asesinado. Por lo tanto,
no es de extrañar que pocos judíos reconocieron a Jesús como el Mesías.
Con su humildad y simplicidad, ¿cómo podía aquel humilde maestro de
Nazaret ser su rey? Pero Jesús era y será siempre el Rey de toda la
tierra.
Mateo
(Leví) fue uno de los doce discípulos de Jesús. Había sido un
despreciado recaudador de impuestos, pero aquel hombre de Galilea lo
transformó. Mateo escribió este Evangelio para sus compatriotas judíos
con el propósito de demostrarles que Jesús era el Mesías y explicarles
el Reino de Dios.
Mateo
comienza su relato con la genealogía de Jesús. Luego se dedica al
nacimiento de Jesús y sus primeros años, la huida de su familia a Egipto
para evitar al asesino Herodes y su regreso a Nazaret. Después de que
Juan el Bautista lo bautiza (3.17) y sufre la tentación en el desierto,
Jesús comienza su ministerio público, escoge a sus primeros discípulos y
enseña el «Sermón del Monte» (capítulos 5 al 7). Mateo a continuación
muestra la autoridad de Jesús al relatar sus milagros de curar a los
enfermos, liberar a los poseídos por el demonio y aun resucitar
personas.
Pero
el ministerio de Jesús enfrentó oposición y los capítulos 12-15 narran
el odio y el hostigamiento a que fue objeto por los que estaban
vinculados al sistema religioso.
En
los capítulos 16-20, Mateo continúa relatando las enseñanzas de Jesús
relacionadas con el Reino. Durante ese tiempo, Jesús habló con sus
discípulos acerca de su muerte y resurrección inminentes (16.21), y
reveló su verdadera identidad a Pedro, Jacobo y Juan (17.1-5). Al final
de su ministerio, Jesús entró triunfalmente en Jerusalén (21.1-11). Pero
muy pronto la oposición entró en acción y su muerte estuvo próxima. De
modo que Jesús impartió a sus discípulos enseñanzas relacionadas con el
futuro: qué debían esperar antes de su regreso (capítulo 24) y cómo
vivir hasta ese entonces (capítulo 25).
En
Mateo, la parte final (capítulos 26-28), enfoca los días finales de
Jesús en la tierra: la última cena, su oración en Getsemaní, la traición
de Judas, la huida de los discípulos, la negación de Pedro, los juicios
ante Caifás y Pilato, las palabras finales de Jesús en la cruz y su
sepultura en una tumba prestada. Pero la historia no termina allí,
porque el Mesías resucitó de la muerte, derrotando a la muerte y
enviando a sus discípulos para que continuaran su obra haciendo
discípulos en todas las naciones.
A
medida que lea el evangelio, escuche el claro mensaje de Mateo: Jesús
es el Cristo, el Rey de reyes y Señor de señores. Celebre su victoria
sobre el mal y la muerte y haga a Jesús el Señor de su vida.
Bosquejo
A. Nacimiento y preparación de Jesús, El Rey (1.1-4.11)
El
pueblo de Israel estaba esperando al Mesías, su Rey. Mateo inicia su
libro mostrando que Jesucristo era descendiente de David. Pero Mateo va
más allá, al mostrar que Dios no envió a Jesús para ser un rey terrenal
sino un rey celestial. Jesús no vino para reinar en la tierra de los
hombres sino en la vida de las personas. Su reino será mucho más
sobresaliente que el de David, porque nunca tendrá fin. Aun cuando
nació, muchos aceptaron a Jesús como su Rey. Herodes, el gobernante, así
como Satanás, temía el reinado de Jesús y procuró detenerlo pero no
faltaron los que le rindieron adoración y le trajeron regalos dignos de
un rey. Debemos estar dispuestos a reconocer a Jesús por lo que es
realmente y adorarle como Rey de nuestras vidas.
B. Mensaje y ministerio de Jesús El Rey (4.12-25.46)
- Jesús comienza su ministerio
- Jesús predica el Sermón del Monte
- Jesús realiza muchos milagros
- Jesús explica acerca del Reino
- Jesús tropieza con diferentes reacciones hacia su ministerio
- Jesús halla oposición en los líderes religiosos
- Jesús enseña en el Monte de los Olivos
Jesús
predica el Sermón del Monte, que esencialmente consta de orientaciones
para vivir en su Reino. También narró muchas parábolas acerca de la
diferencia existente entre su reino y los reinos de la tierra. Perdón,
paz y dar el primer lugar a otros son algunas de las características que
hacen que uno sea grande en el Reino de Dios. Ahora debemos vivir
tomando en cuenta las normas de Dios. Jesús vino para mostrarnos cómo
vivir como súbditos fieles en su Reino.
C. Muerte y resurrección de Jesús, El Rey (26.1-28.20)
Jesús
fue formalmente presentado a la nación de Israel pero lo rechazaron.
Qué extraño que a un rey lo acusen, arresten y crucifiquen. Pero Jesús
demostró su poder aun sobre la muerte por medio de su resurrección, y
logró que se nos diera entrada en su Reino. Con todas estas evidencias
de que Jesús es el Hijo de Dios, debiéramos aceptarlo como nuestro
Señor.
Importancia
Jesucristo,
el Rey Jesús es revelado como el Rey de reyes. Su nacimiento milagroso,
su vida y enseñanzas, sus milagros y su triunfo sobre la muerte
muestran su identidad verdadera. A Jesús no se le puede comparar con
ninguna persona o poder. Él es la autoridad suprema del tiempo y la
eternidad, del cielo y de la tierra, de los hombres y de los ángeles.
Debiéramos darle el lugar que como Rey le corresponde en nuestra vida.
El
Mesías Jesús era el Mesías, el que los judíos estaban esperando para
que los librara de la opresión romana. Sin embargo, no lo reconocieron
cuando vino, porque su reino no era del tipo que esperaban. El verdadero
propósito del libertador ungido de Dios fue morir por todos para
librarlos de la opresión del pecado. Por el hecho de que Dios envió a
Jesús, podemos confiarle nuestra vida. Vale la pena todo lo que podemos
reconocer en él y entregar a él, porque él vino para ser nuestro
Salvador, nuestro Mesías.
Reino
de Dios Jesús vino a la tierra para dar inicio a su reino. Su reino
total será una realidad cuando vuelva y formarán parte de ese reino
todos los que le hayamos seguido fielmente. Al Reino de Dios se entra
por medio de la fe. Creyendo en Cristo podemos ser salvos del pecado y
lograr que nuestra vida sea transformada. Debemos realizar las obras de
su Reino a fin de estar preparados para su regreso.
Enseñanzas
Jesús
enseñó a la gente por medio de sermones, ilustraciones y parábolas. De
esta manera mostró los verdaderos ingredientes de la fe y cómo librarse
de la vida infructuosa e hipócrita. Las enseñanzas de Jesús nos enseñan a
prepararnos para vivir en su Reino viviendo como es debido. Su vida fue
un ejemplo de sus enseñanzas, y nuestra vida debiera serlo también.
Resurrección
Cuando
Jesús resucitó, lo hizo con poder como el verdadero Rey. En su victoria
sobre la muerte, estableció sus credenciales como Rey, y su poder y
autoridad sobre lo diabólico. La resurrección muestra el poder de Jesús
que está a nuestro favor: ni aun la muerte pudo detener su plan de
ofrecernos vida eterna. Aquellos que creen en Jesús pueden esperar una
resurrección como la de él. Nuestra responsabilidad es difundir su
historia en toda la tierra de modo que todos puedan disfrutar de su
victoria.
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